La educación brindada por la Universidad es eminentemente práctica y orientada a resolver problemas de la sociedad mediante un espíritu de transformación de la docencia y de la investigación, con personas profesionales útiles que a la vez sean justas y humanas, solidarias con los más pobres y en búsqueda del sentido profundo de la vida mediante la responsabilidad ética profesional.
La visión de las Características de la Educación de la Compañía de Jesús se plasma en un modelo educativo que permite aprender a aprender de un modo específico: mirando la vida, la sociedad, el mundo, la persona, el otro y lo Otro. Se busca formar personas comprometidas socialmente con la búsqueda de la paz y el desarrollo de la dignidad humana ...
Si
bien se trata de un modelo pedagógico diferente, hay algunos enfoques teóricos
pedagógicos en consonancia con el Paradigma Pedagógico Ignaciano. De una
multiplicidad de enfoques y modelos se han seleccionado los siguientes:
conductual, funcionalista, constructivista y sistémico-complejo (Tobón, 2007).
Enfoque
conductual: concibe las competencias
como comportamientos de singular importancia en lo referente a la productividad
y la excelencia. El diseño curricular se basa en la identificación de
comportamientos relevantes mediante el empleo de técnicas de análisis de
comportamiento, para luego diseñar los planes de estudio y orientar la
formación de los estudiantes.
Enfoque
funcionalista: parte de la epistemología
funcionalista y aborda las competencias como conjuntos de atributos
(conocimientos, habilidades, valores, actitudes, etc.) necesarios para llevar a
cabo las funciones requeridas por los procesos laborales y sociales. Se basa en
el análisis para identificar las funciones y determinar las competencias,
buscando el perfil que responda a los requerimientos del entorno de manera
sistemática.
Enfoque
constructivista: Concibe las
competencias como actuaciones ante dificultades del entorno social, laboral e
investigativo. Es por ello que desde este enfoque se le da mucha importancia al
estudio de las dificultades de los contextos para establecer las competencias
que deben desarrollar los estudiantes. Se trata de un proceso constructivo
interno y un proceso de reorganización cognitiva mediante la interacción social
y del objeto de conocimiento. Se valida la experiencia
como fuente principal del proceso de aprendizaje hacia el cambio del
significado de dicha experiencia.
Enfoque
sistémico–complejo: es el último
enfoque que se ha desarrollado en las competencias, desde fines de los años
noventa, especialmente a partir del año 2000. En general, desde esta
perspectiva se conciben las competencias como procesos complejos, tejidos por
el ser, el hacer y el conocer, ante problemas del contexto, con compromiso
ético e idoneidad, en el marco de situaciones cambiantes (TOBÓN, 2005). Con
respecto al enfoque socio-formativo complejo, también denominado pensamiento
complejo, este se concibe como “un conjunto de lineamientos que pretenden
generar las condiciones pedagógicas esenciales para facilitar la formación de
las competencias a partir de la articulación de la educación con los procesos
sociales, comunitarios, económicos, políticos, religiosos, deportivos,
ambientales y artísticos en los cuales viven las personas, implementando
actividades contextualizadas a sus intereses (autorrealización).
“Un modelo educativo para una Nueva Universidad”
El Paradigma Pedagógico Ignaciano
Entrevista con el Papa Francisco |
Paradigma Ignaciano
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